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El libro de los misterios de Marta Susana

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Marta Susana Prieto, Armando Rivera, director de la Editorial Letra Negra de la ciudad de Guatemala y la licenciada María Elena Shlessinger.

Marta Susana Prieto, Armando Rivera, director de la Editorial Letra Negra de la ciudad de Guatemala y la licenciada María Elena Shlessinger.

“Melodía de Silencio” es la primera entrega literaria de la escritora hondureña Marta Susana Prieto.

 En esta pequeña obra narrativa, su autora nos conduce, a través de una especie de diario íntimo lleno de angustias, reflexiones y recuerdos, al mundo de la convivencia entre dos personas, una de ellas fuertemente discapacitada.

 Desde sus inicios, la obra atrapa la atención del lector por su forma confesional. Está escrita en primera persona, recurso que vuelve al lector en cómplice, en una especie de confesor que escucha, detrás de las rendijas del confesionario, la historia y los mundos secretos que comparten la narradora y la protagonista principal, su hermana, Juanita.

 La historia de Juanita nos aparece en forma de instantáneas o flashes, los que entrelazan entre largas reflexiones amorosas de la narradora. La historia de inicia el día que Juanita nace, y se sucede la tragedia cuando la vieja partera que la trajo al mundo, sufre un accidente con la niña en brazos. La narración termina el día que Juanita, ya mayor, muere.

“Melodía del Silencio” es una obra de corte psicológico, llena de misterios y caminos que indagar, que escudriñar. Ante este abanico de posibilidades, me permito esta noche interpretar someramente algunos aspectos que consideré importantes, los cuales nos permitirán comprender mejor la estructura de la obra y su dinámica interna.

 Como mencionaba anteriormente, en esta obra aparecen dos personajes, la narradora, con definida voz y sentimiento femenino, y su hermana discapacitada, Juanita.

 Estos dos seres, unidos por los lazos fraternales, se oponen entre sí por sus posibilidades y características físicas. Mientras la narradora, de la cual no conocemos mayor cosa, ni siquiera su nombre, aparece como una persona normal, poseedora de todas sus posibilidades físicas, su hermana padece una terrible dolencia la cual le ha imposibilitado el habla, la comunicación y el movimiento. Juanita es un personaje silente, omnipresente, descrita por la autora al inicio del libro como una sombra, como “unos ojos negros, silenciosos, que emanan fuego desde la cuna, al lado de la cama, sorbiendo, el día, la luz”.

 Además de los personajes mencionados, encontramos dos elementos más, los que por su importancia e incidencia dentro de la narración, como modificadores y motores de la historia, llegan a convertirse en personajes. Ellos son la culpa y el amor.

 En la historia, la tragedia de la niña trae consigo la angustia y la culpa.

 -“Antes de Juanita, las cosas son eran distintas”, grita la narradora, “lavan nuestras culpas en Juanita”.

 “Porque Juanita no ha de durar mucho tiempo por su precaria fortaleza”.

 Y es así como la vida de aquella familia a orillas de Puerto Cortés comienza a girar en torno a la niña enferma. Ella es quien “escancia la vida”. “La que acecha con sus grandes ojos”. La que se hizo dueña de la vida de los demás.

 La diferencia física de Juanita y su tremenda discapacidad, unida al sentimiento de culpa van modificando la vida familiar de aquellas niñas, iniciándose la compensación y la retribución sentimental para con la enferma. Es la narradora la que se vuelca en la joven enferma. Aquí los lectores somos testigos de la transformación de la narradora, la que movida por esas dos fuerzas opuestas, la culpa y el amor, se va apropiando poco a poco de la vida y del alma de su hermana, para terminar, en última instancia, deseando ser como ella: un espíritu puro, a pesar de su ropaje externo e imperfecto, lo cual puede lograr, según ella, únicamente con la muerte.

Es allí, en la muerte, en donde por fin quedarán obviadas las diferencias, en donde por fin las dos hermanas serán iguales espíritus, en donde ya no habrá cabida para la culpa, sino sólo para el amor.

 En el inicio del libro somos testigos de la confesión de la narradora que grita: “Si usted no existiera todos seríamos felices”. Luego, a medida que se manifiesta la culpa y el amor, el narrador entra en ese primer estadio que llamaremos de trasposición, en el cual la narradora se muestra consciente del estado limitado de su hermana y desea suplir en alguna medida su precaria situación, prestándole sus movimientos, su palabra, su pensamiento y sus sentidos para aliviarla un poco:

 Por ejemplo, con el traje de organza y el tocado de Primera Comunión que la hermana no usará, entonces viene la transposición, “hermana, haremos la Primera Comunión, Usted y yo”.

 “Vuelven a casa los dos seres que alteran dentro de mí”, confiesa el narrador el habitual dicotomía”. “La que juega, ríe, aprende y hace travesuras, ella, y la otra, que vuela, epitelial y oscura”.

 El segundo estadio es el que hemos llamado de posesión. En él la narradora se siente parte ya de su hermana enferma. Una y otra se vuelven la misma.

 Gramaticalmente la autora hace uso del posesivo, “yo tengo a mi Juanita” o “como someter el miedo que provocaba mi Juanita”; y deja la primera persona del singular y se inicia en el uso de la primera persona del plural, con lo que confirma su inclinación de posesión, para fundirse en un solo ser. “Primero comenzamos a fingir que no nos importaba, que no teníamos lágrimas”.
Otro ejemplo de este estado de posesión es cuando la autora acota, “Yo en cambio empiezo a ver las cosas a través de esos ojos que me prestan visiones para ayudar a construir aquel mundo tan particular que ha de ser nuestro” o cuando dice “Su mirada es la mía, que me persigue por los recodos de la casa”, “el otro ser que sólo es pleno con Juanita”, “a veces ella y yo jugábamos con las reacciones de la gente que no sabía lo que nosotros teníamos… como someter a alguien al miedo que provoca Juanita”.

A medida que se va desarrollando esta obra advertimos cómo la narradora le va lanzando sus redes posesivas-sentimentales a su hermana. La va poseyendo hasta convertirla en una especie de hermana siamesa, fundidas ambas en un solo cuerpo, con una sola cabeza, con un solo entendimiento y un solo corazón.

En el último estadio en esa relación fraternal, la narradora desea ahora ser como su hermana. Este estadio final le he llamado la anhelación.

 La narradora postula y describe a su hermana como un espíritu puro, como esencia, y expresa su deseo de parecerse a ella. Entonces propone a la solución para conseguirlo, para ser al fin iguales, ya sin diferencias.

 Solución necesaria para que quede absuelta la culpa, en donde solo impere el amor. La narradora propone entonces la muerte del cuerpo como solución, como la única forma o escape en donde se puede alcanzar la plenitud, la perfección y la igualdad.

“Juanita no necesita piernas como el resto de nosotros… es en la escasez en donde reside la esencia de su ser. Ella nos hace porción de un estado puro, no transitorio”.

 “Cuando yo pueda ser transparente como ella, entre nosotras no habrá haber ninguna diferencia”

“Yo tengo a mi Juanita, me pongo al servicio de su guía, para descubrirme un día en las estrellas”. Estrellas que en el texto significan la muerte. “Quisiera ser como Juanita, anhelo ser como ella”.

 “Melodía del Silencio” de Marta Susana Prieto es una obra apretada, profunda, llena de posibilidades de interpretación de mundos qué descubrir. De hondo sentimiento humano y de original manejo del tema.

 Esta pequeña obra narrativa tiene mucho que ofrecerle a su autora, ya que detrás de ese cúmulo de reflexiones y sentimientos que afloran en el transcurso de la historia, se encuentra latente, presentida ya entre líneas, la historia directa, desnuda, y profundamente humana de Juanita, tan misteriosamente unida a la vida interior de la narradora.

 Historia que estoy segura, todos quisiéramos también leer en una próxima entrega dado lo desgarrante de la temática y la habilidad narrativa de su autora.

Por María Elena Schlessingeer

Ciudad de Guatemala, Guatemala, mayo de 1999

 Publicado en El Heraldo (Honduras), el miércoles 2 de junio de 1999

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Publicado en: En las Noticias
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